Pasaron apenas cinco días, tres en Roma y dos acá, y el ritmo ha sido infernal, tanto en caminatas, subidas, bajadas y recorridas sin final como en descubrimientos, redescubrimientos y emociones.
Lo de hoy dá para largas charlas de cafè. Sentimos que debemos pensar con tranquilidad lo visto y vivido para poder sacar conclusiones y ordenar sentimientos.
Por ahora compartiremos imágenes, tanto de fotos (que subirán como siempre al blog) como de esas otras que uno registra adentro, no con la cámara sino con la mente y el espíritu.
La Ciudad Vieja es una acumulación y superposiciòn de culturas y religiones con enormes similitudes e historias muy conflictivas, que las enfrentaron y enfrentan (uno no quisiera decir las seguirán enfrentando pero obviamente por ahora al menos, es así). Las capas arqueológicas de Jerusalen que siguen relevando dia a dia las excavaciones, muestran lo que dejó una civilización, luego expulsada total o parcialmente por otra que a su vez plantò su huella y así sucesivamente. Conviven a su extraño modo en una ciudad de màs de 3.500 años de existencia en cuatro barrios que se tocan y confunden, a punto tal que se pasa del uno al otro sin darse cuenta. La convivencia parece -desde el turista- serena y pacífica, pero los soldados con las ametralladoras están muy presentes y los enfrentamientos potenciales no son difíciles de imaginar (aunque, repito lo que dijimos, pasear por Jerusalen parece màs apacible que hacerlo por Palermo).
Hasta 1967 los israelìes no podìan ingresar a la Ciudad Vieja y un muro dividía lo que era hasta entonces Jordania de Israel. Hoy un muro (impresionante realmente) divide a Israel de los territorios y para visitar Belen, por ejemplo, hay que esperar en la frontera a un guía palestino porque los israelíes no pueden pasar (y viceversa). Sin embargo verán las fotos de inmensos asentamientos israelìes (verdaderas ciudades construidas en los ùltimos 10 años) construídos sobre los territorios. Ese es el foco de conflicto actual màs duro. Verlo impresiona y mucho.
La simple lectura de los fríos antecedentes históricos conmueve y nos deja pensando; la realidad de hoy también.
Sobre la religiosidad y los símbolos de las distintas religiones hay mucho para elaborar y charlar. Fue muy interesante estar un largo rato en el Muro de los Lamentos como en el Santo Sepulcro (no pudimos hoy ir a la mezquita, iremos mañana). Sin embargo y con todo el respeto que me merecen todas las creencias y los lugares y emblemas que las representan, sentí en lo personal mucho más la historia que ninguna otra cosa. Por ejemplo el barrio judío y el Muro mismo no me causaron otra impresión que la cultural; no me sorprende pero estaba incluso abierto a sentir algo diferente y no fue así en absoluto.
A la tarde fuimos al Museo del Holocausto, un lugar tan impresionante que se hace muy difícil encontrar palabras para describirlo. A pesar de que habíamos estado -como recordarán- en uno de los campos de concentración y genocidio en Alemania (yo estuve también en el Museo del Holocausto de Washington que es imponente) el golpe fue muy duro. El horror llevado a esos extremos, la aniquilación programada de millones de personas (incluidos un millon y medio de niños) hace que uno sienta la necesidad de estar siempre alerta ante la inagotable capacidad destructiva del ser humano.
Muy interesante también fueron las charlas con muchas personas con las que compartimos la excursión y otras que están en nuestro hotel. Una de las cosas que más nos sorprendieron es la coincidencia de ideas con varios, sobre todo con norteamericanos de distintos lugares de EEUU.
En fin, primeros retazos de un viaje que dejará mucha tela para cortar. Quizás lo más fácil de entender es que siempre que uno puede es bueno tener impresiones directas, evitar las conclusiones fáciles y tratar de aprender y comprender la complejidad de la vida, especialmente en situaciones tan intrincadas y difíciles como las que se viven por acà hace muuuuchos años.
Perdón por la filosofada (y eso que no empecé...) total el que quiere lee y el que no lo deja para después (si es que tiene ganas)
Ale
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