Estamos cansados, cansados y con una locura y adrenalina que no se puede creer. Queremos parar, dormir, descansar y no podemos parar. Siento que es un viaje distinto. Yo pensaba que venía porque quería conocer Jerusalén, que era otro viaje turístico. Que trataría de ver y fotografiar los lugares santos de cada religión con total objetividad. Me di cuenta que lo que más me movía era ver cómo (no) convivían los árabes y los judíos. porque lo que siempre he escuchado de la gente que conozco y ha venido, son los relatos que tienen que ver con la religión. Hace 3 meses cenamos con una pareja de origen judío, que volvieron con 2 visiones distintas. Más confusión para mí. Desde que estoy con Ale, descubrí un mundo que a los de Pergamino nos resulta desconocido, porque en esa ciudad no hay judíos. Podemos saber mucho de esta historia por los libros, pero la cosa cambia cuando se los escucha hablar, sean religiosos o ateos. Escucharlos, verlos discutir entre ellos con posiciones parecidas o diferentes sobre el conflicto árabe-israelí y querer saber de qué se trata esto, o mejor dicho, acercarse a esta realidad en forma directa, para ver sin que la historia familiar o las pasiones se cuelen, apareció dentro mío y de eso me di cuenta recién en este lugar.
No puedo escribir mis impresiones o sensaciones. Ya lo charlaremos en mesas de café. Sí digo que en Nazareth me impresionó la diferencia de los barrios árabes y judío. La diferencia cultural es tan enorme que no se puede obviar para cualquier análisis, sin justificar con esto cualquier barbaridad. Ya charlaremos.
Abajo, fotos del interior de la Basílica de la Anunciación. Es tan distinta a todo lo visto que no se imaginan y lamentablemente las fotos no muestran lo que es.
Entrada a la cripta de la gruta de la Virgen.
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